03 abril 2007

Una Sorpresa No Muy Grata

Hola a todos! En esta ocasión les traigo una nueva historia espero que la disfruten. Saludos!


LA SORPRESA DE GABRIEL

En una de esas noches opacas por su oscuridad y por las desiciones que se toman, sin saber, bajo los efectos del alcohol, empezó el doloroso vaivén del muchacho Gabriel.
Eran las últimas horas del día viernes. Todo comenzó en el barcito de la esquina junto con amigos y pizzas de por medio. Copas que van y vienen, algunas llenas de cerveza o de vino y otras vacías por la insaciable sed que tienen tanto él como sus compañeros de andanzas.
Entre las tantas charlas que se entablaron en esa ocasión, salió a relucir, sin ningún motivo aparente más que la descoordinación cerebral, una en particular: la ex novia de Gabriel, Judith, quien lo había abandonado por otro muchacho hace ya algún tiempo. La pregunta habitual para este tipo de casos es "¿Para qué?". Este pobre muchacho, que tampoco es tan pequeño, no pudo ni supo controlar el nerviosismo y dolor que se comenzó a generar en lo más profundo de sus tripas. Fue así que optó por el desenfreno y dejó, o intentó dejar, el llanto de lado.
Fuera del bar y en vistas de dirigirse a un lugar con más onda, los muchachos emprendieron camino hacia lo que ellos denominaban el sector cultural. La distacia a recorrer era de unas treinta cuadras y para ese entonces Gabriel ya sentía los mareos característicos de una borrachera. Los muchachos parecían ser muy amigos y hasta romanticos a vistas de cualquiera, salvo por que todos los abrazos que se daban eran sólo para mantenerse en pie.
A poco de arribar a destino Gabriel tropieza y cae al piso. Con una sonrisa un poco tonta expresa: "Un tropezón no es caída" y con eso genera las carcajadas de sus borrachos compañeros. Siguen con el andar zigzagueante y logran llegar al lugar indicado. Éste presentaba lo típico de una noche de parranda: Boliches, bares, fiestas, hombres, mujeres y mucho alcohol.
Más adentrada la madrugada Gabriel conoce a una rubia de larga cabellera. Él se interesa y la invita a unos tragos, pero la señorita le pone de condición que sea acompañada por todas sus amigas. Borrachamente aceptó el pedido y así logró lo que buscaba. Ambos, con sus respetivos amigos, comienzan a buscar un lugar donde ingresar. Otra vez las copas tomaron el protagonismo en la escena.
Esta señorita, que se hacía llamar Jacqueline, comenzó a mirar de una forma diferente a Gabriel. Él, a pesar de su estado, se percató de eso. Sin que nadie los vea, Jacqueline y Gabriel se fueron alejando.
Perdidos de los compañeros, los besos y abrazos (esta vez no para mantenerse en pie) aparecieron sin preguntar. Gabriel, rápido en sus pensamientos, le sugirió a su rubia acompañante trasladarse a un lugar más intimo. La aceptación llegó al instante.
Solos por completo y con Gabriel pensando simplemente en fiesta, las ropas empezaron a desaparecer. Él, para ese momento un poco más despierto de lo que estaba antes, comenzó a examinar el terreno con sus manos. En ese momento Gabriel quiso volver el tiempo atrás. Su sentido del tacto le había dado una sorpresa... y qué sorpresa!. Gabriel, a los vómitos, dejó el lugar corriendo y nunca más supo de aquellos pechos postizos ni mucho menos del señor que los portaba.

2 comentarios:

Unknown dijo...

jajajaja fantástico el cuento! lo que me pude reir! pensando que eso era para Juanlu xD Nada tio que escribes muuuy bien, ya quisiera yo escribir como tú, y que sigas asi! que quiero seguir viendo historias!

Anónimo dijo...

Bertmichaels dijo:

el problema no es que Juanlu fuera el protagonista es que era la historia de la última borrachera de Jorge ja ja. aquí ahora en España ni con el carnet de identidad puedes saber con quién estás porque desde hace unos días puedes cambiarte el nombre y el sexo sin necesidad de operación hormonal. así que cuidadín....